Alquimia: El enigmático “Mutus Liber” II - Escuela Andalusí
 

Alquimia: El enigmático “Mutus Liber” II

Alquimia: El enigmático “Mutus Liber” II

UN ORIGINAL DEL MUTUS LIBER EN MADRID

Sobre lo que decíamos al principio, respecto de la ‘suma rareza’ de este Mutus Liber, nos hemos de considerar afortunados. No hace muchos años la Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid, adquirió un original procedente de la colección Francisco Guerra. Casi con toda seguridad podríamos afirmar que es el único ejemplar que se encuentra en España. Solicitamos en su día a la Universidad una copia, la que nos fue remitida en formato CD a muy bajo precio. Ésta es la que nos ha servido de base para nuestros estudios y trabajos. Hoy cualquier lector podrá consultar fácilmente por Internet este original, la Universidad lo digitalizó en diciembre de 2008 y se encuentra libre y disponible.

OTRAS EDICIONES DEL MUTUS LIBER.

Al margen de esta primera edición, conocemos otra de 1702 que incorporó el médico suizo Jean-Jacques Manget en su ‘Bibliotheca Chemica Curiosa’, curiosamente, existen algunas diferencias entre algunas láminas de ambas ediciones. También conocemos una edición francesa de finales del s. XVIII con las láminas en color.

INTERPRETACIONES DEL MUTUS LIBER

En cuanto a las diversas interpretaciones que se han hecho del Mutus Liber, conocemos la aparecida en el ‘journal de sçavans’ pocos meses después de la edición original, la que tradujimos en su día. La de Pierre Dujols, del círculo de Fulcanelli, que bajo el pseudónimo de Magophon, la tituló ‘Hipotyposys’ y que es de finales del s. XIX. La de Eugène Canseliet, discípulo de Fulcanelli, que la tituló como ‘L’Alchimie et son livre Muet (Mutus Liber)’, editada en el último tercio del s. XX2, y otras más actuales, como los comentarios de Serge Hutin y de Jean Laplace, los de nuestro amigo José Antonio Puche Riart, aparecidos en las revista Química e Industria en los ochenta, los de Luis Miguel Martínez-Otero3, o los de Juli Peradejordi4. Sobre los comentarios del alquimista español Simon H. diremos que no pertenecen a nuestra vía de trabajo.

Tuvimos la gran suerte, hace ya sus buenos años, de disfrutar y compartir otras interpretaciones privadas, contemporáneas, de alquimistas reconocidos, como las del granadino Yabir, buen amigo, lamentablemente fallecido recientemente y del que guardamos un grato recuerdo, las de Gothic, alquimista discreto, que se nos mantuvo siempre en el anonimato, o las de Rubellus Petrinus, reputado alquimista portugués.

EL ROCÍO, ALIMENTO DE LOS DIOSES Y DE NUESTRO UNIVERSO INFERIOR

Pero antes de empezar con el estudio de la primera lámina, analice el lector el párrafo que escribimos a continuación, pues su autor, de una forma contundente, compara al rocío con el alimento de los Dioses mitológicos, el manjar que les daba la inmortalidad: Néctar y ambrosía sobre los frutos de la tierra, es la leche de las mamas de la Naturaleza que nutre todo este universo inferior…Dios amó más una simple gotita de rocío que el resto del mundo, dijo Salomón…

Binet, Ètienne. Essay des merveilles de nature…. 1.622.

DESVELANDO LA PRIMERA LÁMINA

Esta primera lámina ejerce la función de ser la portada del MUTUS LIBER. En ella vemos a un personaje dormido y a dos ángeles en una escalera que está rodeada circularmente por dos tallos de rosas.

El párrafo central en latín nos dice, traducido: ‘Mutus liber (Libro mudo), en el que sin embargo, toda la filosofía hermética está representada en figuras jeroglíficas, que está consagrado a Dios misericordioso, tres veces muy bueno y muy grande, y dedicado sólo a los hijos del arte5,por el autor cuyo nombre es Altus’.

A continuación se nos aparecen unas letras y números misteriosos:
21-11-82 Neg.
93-82-72 Neg.
82-81-33 Tued.

El misterio desaparece cuando se leen al revés. Son citas bíblicas:
Gen. (Génesis). Cap. 28. Versículos 11 a 12.
Gen. Cap. 27. vers. 28 a 39.
Deut. (Deuteronomio). Cap. 33. vers. 18 a 28.

No nos extenderemos sobre estas citas bíblicas. Sólo diremos que se refieren a la historia de Jacob, uno de los primeros patriarcas. Lo que nos interesa de ellas es que tratan de la humedad o meteoro nocturno que llamamos rocío. Podemos leer entre estos pasajes lo siguiente: ‘Te dé Dios del rocío del cielo, y la grasa (fertilidad) de la tierra’6. ‘Entonces Isaac su padre habló y le dijo: He aquí, será tu habitación en grosuras de la tierra, y del rocío de los cielos de arriba’7. ‘También sus cielos destilarán rocío.

Así, esta lámina se nos muestra como una oda al Rocío. Sigamos develando, y luego opinas por ti mismo amigo lector.

Las dos rosas.

Las rosas siempre han sido tradicionalmente el símbolo floral de la piedra filosofal. Su raíz ‘Ros’, significa en latín rocío. La rosa de color rojo simboliza a la piedra filosofal acabada, que es roja, mejor dicho púrpura (del griego purpuros, es decir, lo puro de lo puro). Es la que transmuta los metales en oro y la auténtica medicina universal.

La rosa blanca simboliza a la piedra filosofal blanca, la no acabada, que no obstante permite transmutar metales innobles en plata y es una medicina de segundo orden. Curioso que en catalán, el rocío se llame rosada y en francés rosée (rocío) y rose (rosa), palabras con la misma raíz etimológica.

La rosa se considera también un símbolo de la piedra filosofal porque su tallo está lleno de espinas, simulando así el camino tortuoso, difícil, necesario y previo para llegar a la hermosura, a la flor o piedra filosofal. Es un significado similar al del laberinto, donde el buscador se pierde y confunde hasta encontrar, si lo consigue, el camino correcto.

Los rosetones (grandes rosas) de nuestras catedrales no son más que un homenaje a la rosa (producto final) y al rocío (producto inicial) de los alquimistas.

Los ángeles.

Uno de los ángeles, el superior, baja del cielo. Tanto el hecho de dar la espalda a la noche estrellada como su posición frontal, nos muestran el descenso. El ángel inferior sube la escalera. El rocío se comporta igual que estos ángeles, pues este vapor sube a la atmósfera por la mañana gracias a los primeros calores solares y baja, cae, de noche con la frescura, al enfriarse y convertirse en gotas pesadas.

Los ángeles siempre han sido considerados los enviados de Dios a la Tierra, son sus heraldos o mensajeros. La propia etimología griega de su nombre así lo manifiesta, angelos significa mensajero. Por definición clásica, son espíritus celestes creados por Dios para su ministerio, especialmente destinados a ser heraldos del Altísimo en nuestro mundo inferior.

Esta simbología se equipara a la del dios romano Mercurio, representado en el Arte con alas en sus pies y en su casco y portando un caduceo. Mercurio es también el heraldo de los Dioses. Ambos, Ángeles y Mercurio, representan la volalitilidad de la materia objeto del trabajo de los alquimistas. Por similitud, el rocío es una humedad volátil. Al leve calor se comporta como el aire caliente y huye hacia la atmósfera. Es más, los antiguos alquimistas lo consideraban un aire invisible que sólo se manifiesta en forma líquida durante el frescor nocturno.

El ángel, representado en la iconografía alquímica soplando o tocando la trompeta como en nuestra lámina, representa lo que los alquimistas llaman espíritu universal. Se trata de una fuerza, radiación, frecuencia o energía invisible (como los ángeles), emanada de Dios y que se expande por todo el Universo. Los ángeles son los mensajeros, heraldos o portadores de esta energía que llevan a nuestra Tierra.

En la lámina, el angélico toque de trompetas pretende con su vibración sonora despertar a la materia dormida simbolizada mediante Jacob. De modo parecido, el rocío ha sido siempre considerado en la alquimia como el vehículo, el portador de una energía cósmica, de una vibración divina que llamaron espíritu universal, spiritus mundi o alma del mundo entre muchos otros nombres, una energía destinada a animar la materia.

La fabricación de la piedra filosofal sólo consiste en encontrar la materia propicia que permite atrapar, fijar y concentrar esta energía universal. Materia que siempre ha sido celosamente ocultada por los alquimistas.

2 Existe una edición en español de Luis Cárcamo, editor. 1981.
3 Luis Cárcamo Editor. 1986.
4 Cuatro tratados de Alquimia. Edicomunicación S. A. 1986.

5 También puede traducirse como hijos del Sol.
6 Génesis 27:28.
7 Génesis 27:39.
8 Deuteronomio 33:28.

Artículo realizado por Vasilius



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