Limitación.
Proyecta sus errores en los otros al no poder reconocerlos como suyos. Desarrolla cierta cuota de paranoia al pensar que todo lo que le ocurre es por culpa de la familia, personas, instituciones, Dios, clima, mala suerte, etc. Vive la vida con pesimismo, quejosa, irritable, depresiva, egoísta y desconsiderada, sin pensar en los demás. Desconfiado, le cuesta creer que un regalo pueda ser desinteresado. Todo debe llegar sin esfuerzo, bastante tiene con soportar todo lo que le ocurre. Envidia la buena suerte de los demás, pero sin ver el esfuerzo que hay detrás del éxito.
Intención positiva de la limitación.
Mantener la creencia sobre su buen hacer. Trasladar las responsabilidades al mundo, la familia… en definitiva, al exterior, para mantener a salvo su imagen. El resentimiento es la coartada para trasladar la “culpa” de todo lo que le ocurre a otros.
Ámbito de exploración.
Visión y compresión de la interacción existente entre todos los seres, que permitirá vivir desde la aceptación de la experiencia como elemento vital para el desarrollo de la totalidad. “Aceptar” está más allá del conformismo que siembra la semilla de la posterior frustración. Dejar atrás, la queja, la justificación y el reproche para aceptar la verdadera madurez fruto de la comprensión del sentido de la Vida.